En Bucaramanga la meta de reciclaje es del 30%, lo que le daría un respiro al sitio de disposición final de residuos.
Gonzalo Mejía Pico, representante Bello Renacer
Con la Ley 511 de 1999, el Congreso decretó la celebración del Día del Reciclador como un homenaje a un grupo de recicladores que murieron trágicamente en la ciudad de Barranquilla.
Desde esa fecha, los distintos grupos de recicladores reciben del Gobierno Nacional y en cada ciudad o municipio, un homenaje en el que se le reconoce la noble labor que cumplen recogiendo productos, considerados por muchos basura, pero que para ellos es un potosí. Miles de familias viven de esta actividad.
Gonzalo Mejía Pico, reciclador de toda la vida, comenzó en el oficio hace más de 40 años, cuando solo era un niño de 7 años que escarbaba inocentemente entre la basura con la esperanza de encontrar un juguete. Después de joven, Gonzalo ya no buscó más juguetes, sino un futuro promisorio para él y un centenar de personas que ven en la ‘basura’ un tesoro preciado. Así nació entre muchas luchas, la Cooperativa Bello Renacer.
“Cada año le damos a conocer al mundo de que en Colombia hay más de 80 mil recicladores que vivimos de los residuos, que otros llaman vulgarmente basura”, expresó.
Para los 619 recicladores que hay en Bucaramanga, este oficio representa el sustento, la vida, la fuente de trabajo y sobre todo se sienten orgullosos de ser quienes a diario descontaminan el planeta.
Gracias a su constancia, tres cooperativas formales en la ciudad han llegado a la cifra del 40% de aprovechamiento de cobertura de usuarios, lo que significa el 9.8% de productos reciclados al mes, por eso sus representantes consideran que aún les hace falta. “Debemos incrementar la educación, incrementar la operación (…) hay gente que le da pereza separar”, indicó Gonzalo Mejía.
En la actualidad, Bello Renacer separa mensualmente 300 toneladas de residuos, mientras que COOPRESER 200 toneladas y reciclemos 100 toneladas.
La meta de los recicladores de Bucaramanga es llegar al 30 % de aprovechamiento para evitar que menos residuos vayan al vertedero del Carrasco.
Por: Édgar A. Sánchez