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Brenda es una persona con Síndrome de Down que tiene grandes habilidades en el baile, la gimnasia y el deporte. Conoce esta emotiva historia.

Tener Síndrome de Down nunca ha sido un obstáculo para Brenda
Fotografía: Andrés Vásquez / Prensa Alcaldía de Bucaramanga

Brenda Sofia, nacida en La Ciudad de los Parques, es una niña con tan solo 8 años de edad, pero con la verraquera de una persona adulta. En su mirada se ven las ganas de superarse y dejar una gran lección de vida a las personas que conocen su historia.

Hace 10 años llegó un ser de luz a la vida de Rubi Calderón, la madre de Brenda. Cuando tenía 8 meses de embarazo, se dirigió al médico para realizarse un chequeo normal. El médico le envío unos exámenes y le dijo que posiblemente su hija tendría una discapacidad.

Ella se dirigió a hacerse los exámenes y se confirmó lo esperado, su hija nacería con Síndrome de Down. Su reacción fue llorar mientras el médico la consolaba y le decía que ella era su hija y tenía que amarla.

“Yo solo lloraba, mi pensamiento era: yo no soy capaz de criarla pues pensaba que mi hija no podría hablar y sería agresiva”, recordó.

Por otra parte, su familia pensaba que la niña no podría desarrollarse y que su llegada sería una limitación grande para Rubi.

Ella se apegó a Dios y se dijo así misma que nada, ni nadie, podría derrumbar su vida y que sería la mejor madre para esa bebé que venía en camino.

Llegó el día del nacimiento de la bebé, a quien su madre llamó: Brenda Sofía Conde. Duró casi dos meses en la clínica debido a su condición. Quien entonces era la pareja de Rubi, fue a visitarla ocasionalmente.

Cuando salieron del hospital, empezaron los problemas en la convivencia de su hogar. El padre de Brenda Sofía se fue alejando poco a poco, quizás por no aceptar la discapacidad de su hija y las abandonó.

Ellas quedaron solas con su suegra, quien ya era una señora de edad. Rubi aguantó por varios años sus gritos y humillaciones hasta que decidió irse a empezar una nueva vida.

Rubi llevaba constantemente a su hija a las terapias por el seguro, trabajaba para conseguir lo de la alimentación diaria y pagar la piecita donde vivían.

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Cuando Brenda cumplió 3 años de edad, Rubi decidió llevarla a un jardín, pues su discapacidad no era un limitante para que ella tuviera una vida normal.

Contra todo pronóstico, ingresó al sistema educativo. Ella hacia aseo en un colegio para poder pagar la pensión de su hija y además trabajaba como vendedora informal.

Tiempo después, Rubi decidió buscar ayuda para facilitar el proceso de aprendizaje de su hija, así que decidió dirigirse a la Alcaldía de Bucaramanga.

“Yo me fui a la Alcaldía y me dijeron que pasara papeles. Ella entró a terapias y gracias a Dios mi hija ha avanzado mucho”, expresó

Gracias a los convenios entre la Alcaldía de Bucaramanga y las diferentes fundaciones, Brenda ha podido recibir atención por más de 7 años. Ella sabe leer, escribir, es deportista, baila y practica gimnasia.

También, se realizó la gestión para que entrara a estudiar, y actualmente está en un colegio público de la ciudad. Dar este paso no fue nada fácil para Brenda y su madre pues recibió discriminación por parte de los padres de familia.

“Sus compañeros le decían a mi hija que no podían hacerse con ella porque las mamás no se lo permitían”, señaló.

Al percatarse de esta situación, ella hizo todo lo posible para que su hija se sintiera feliz y segura, así que, decidió tomar cartas en el asunto y hablar con los papás de sus compañeros para que entendieran que ella tenía los mismos derechos que cualquier otro niño.

Solo Rubi sabe todas las circunstancias que ha atravesado para estar donde están, pero está muy agradecida por esta gran bendición que llegó a su vida y espera que llegue muy lejos.

“Mi meta es que mi hija sea útil para la sociedad y que el día de mañana ella se pueda desempeñar, sea independiente y pueda tener un trabajo”.

Además, envía un mensaje para los padres de familias que están pasando por la misma situación.

“Los límites los colocamos nosotros, ellos son personas que tienen talentos y habilidades. No se cansen de tocar puertas y motivémoslos siempre”. Finalizó

¡En Bucaramanga le apostamos a la creación de entornos seguros e inclusivos para nuestros niños con discapacidad! Todos tenemos las capacidades y talentos para salir adelante y aportar en la construcción de una mejor ciudad.

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